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Por el río de las mujeres hasta atisbar el Estrecho

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(Senderismo por el Guadalmesí)

Pablo Ortega Delgado

Con fecha de 14 de octubre, realizamos este senderismo,  cuyo punto de encuentro era el Área Recreativa  “El Bujeo”,  cuya  señalización  es   un  tanto  deficiente,  lo   que nos acarreo algún que otro despiste,  pero  tras  dicho incidente  todo  transcurrió  muy bien. A las 10 horas, todos en el  punto de encuentro, con la presentación del guía.

El  recorrido tiene unos escasos siete kilómetros, con una primera parte paralela al río Guadalmesí (río de las mujeres, en árabe). Este recorrido es el más bonito del trayecto en el que pudimos ver alcornoques, quejigos, helechos, alisos… etc. y por la gran sequía que sufrimos no pudimos escuchar el susurro del agua por el transcurso del río.

La zona está enclavada en el  Parque Natural de los Alcornocales, llamado así por

ser el alcornoque (‘quercus suber’) el árbol más abundante de la zona, el cual tiene como fruto la bellota (como  el  resto  de  quercus: encinas, robles, quejigos… etc.), fruto importantísimo para la alimentación del cerdo ibérico, jabalíes… etc. También

de él se obtiene el corcho (el único quercus que lo produce), utilizado para tapones de  los buenos caldos y licores, como aislante en edificios, fabricación de bolsos, carteras, cinturones… etc. El primer país productor de corcho del mundo es Portugal y el segundo, España.

Cuando el alcornoque está en torno a los 35 años de edad, se realiza la primera saca, que es el bornizo. Este producto se utiliza para los belenes y otros adornos. La segunda se realiza entre los 9 a 12 años después de la primera. Ya el producto es el corcho y continúa su extracción así, con ciclos de 9 a 12 años, toda su vida.

La saca se realiza igual que siempre, con la mano de una persona experta y con un hacha, en verano,  ya que en esta época es cuando el corcho se desprende bien del árbol y se le daña  menos. 

La vida de un alcornoque sin explotar (no se le saca el corcho) es de unos 500 años y si se le explota es de unos 200 años.

El quejigo (‘quercus faguinea’) tiene en sus ramas unas bolas del tamaño de una nuez, que  se  llaman “agallas”, que las produce el  quejigo por  la  picadura de un  insecto de la familia Cynipidae (un tipo de avispa), que en los brotes jóvenes hace  la puesta de huevos. El árbol formaestas agallas, que envuelven a los huevos, separándolos del árbol y protegiéndolo.

En la segunda parte del recorrido llegamos a una pista forestal, donde hicimos un pequeño descanso, tomamos  un  tentempié, charlamos un  rato con los compañeros de marcha y seguimos posteriormente por dicha  pista, con unas vistas preciosas al Estrecho  de  Gibraltar, que la nubosidad del día no nos permitió ver con nitidez. Sí divisamos la torre del Guadalmesí, que es una torre almenara situada a orillas del Estrecho y que fue de vigilancia para avisar de  la llegada de los piratas.

Posteriormente llegamos a nuestros coches, nos despedimos del guía, compañeros y terminamos la ruta.

Puedes ver las fotos de la excursión aquí

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