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Marcos Gómez: “Debemos a ayudar a las familias a elaborar sanamente la pérdida del ser querido”

Marcos Gomez Morir en paz
  • El Presidente de Honor de la SECPAL interviene en una de las actividades programadas por el Grupo de Trabajo ‘Medicina y Final de la Vida’

Sobre morir en paz, “eso tan difícil de definir pero tan fácil de detectar”, quiso el Dr. Marcos Gómez Sancho que versara su videoconferencia celebrada este miércoles y como invitado a participar en el calendario de actividades del Grupo de Trabajo ‘Medicina y Final de la Vida’ con sede en el Colegio de Médicos de Cádiz (COMCADIZ).

El Dr. Gómez Sancho advirtió en su intervención del “riesgo de medicalizar la vida” y desde ella a incurrir en la obstinación terapéutica, que es -dijo- “injusta y maleficiente” al sobretratar al paciente y consumir excesivos recursos sanitarios. “Se hace demasiado para retrasar la muerte”, afirmó y transmitió la necesidad de “no confundir alargar la vida, que es una obligación de los profesionales, con prolongar la muerte, que es altamente inmoral”. En este mismo sentido, señaló que “no todo lo que se puede hacer se debe hacer” como un mensaje “que es urgente que aprendan los médicos jóvenes”.

Durante su conferencia, Marcos Gómez Sancho, director de la Unidad de Medicina Paliativa del Hospital Dr. Negrín de Gran Canaria, fue poniendo adjetivos a lo que significa morir en paz, que debe darse “en un entorno digno y amable, en el que el paciente pueda gozar de lo que es cada vez más un privilegio: estar rodeado de sus seres queridos”. “En el entorno hospitalario, donde es difícil que haya intimidad y confidencialidad, aunque en las unidades lo procuramos, estos pacientes se convierten en intrusos”, consideró. El Presidente de Honor de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), que fundó y a la vez presidió, aludió a “las dificultades cada vez mayores para morir en casa”, un fenómeno acuciado por las migraciones, tanto internacionales como desde los espacios rurales a los urbanos, lo que da lugar a que “mucha gente esté viviendo y muriendo en entornos hostiles y lejos de una familia que les dé soporte”.

“Estamos abandonando nuestra cuna”, afirmó Gómez Sancho, en esas migraciones que nos llevan a casas pequeñas, a valores menos arraigados, de familias con menos hijos, disfuncionales o desestructuradas, en las que todos trabajan. “No existe familia, por muchos esfuerzos que hagamos desde las unidades de cuidados domiciliarios. Además de un drama, es inhumano para los enfermos” y lamentó la falta de centros sociosanitarios públicos y que pocas personas puedan acceder a cuidados privados.

Marcos Gómez, “padre de los cuidados paliativos y artífice de que contemos con unidades de CCPP en nuestro país”, como lo presentó la Dra. Felicidad Rodríguez en el prólogo de la conferencia, además de “referente para paliativistas”, se refirió a que “aunque algunos pacientes expresan su deseo de morir en el hospital, detrás de esta petición se esconde muchas veces una carga que quieren ahorrar a sus familiares. Normalmente los enfermos prefieren estar en su casa y poder despedirse así de familias y amigos”.

El Dr. Gómez Sancho, Académico de la de Cádiz, entre otras Academias, explicó que “cada persona tiene un ritmo diferente para esa despedida y que a veces pacientes y familiares están en fases diferentes, la peor de las cuales es aquella en que uno se encuentra en la fase de aceptación y los otros en la de negación. “Tenemos que aconsejar a la familia para que estén en el mismo plano y puedan ‘autorizar’ al enfermo a partir”.

Marcos Gómez enalteció la labor de los profesionales sanitarios “en los dolorosos momentos de la COVID para acompañar a los enfermos en lugar de las familias”, así como la “grandeza” de los voluntarios que han estado al lado de las personas en el trance de morir.

Hoy, el individualismo se situaría como la principal característica de nuestra sociedad y de esta forma estaríamos “solos e independientes ante la vida y también solos e independientes ante la muerte”, según Marcos Gómez, quien subrayó que “hasta el último momento podemos hacer cosas importantes antes de morir”, al tiempo que recordó la importancia que entonces damos al tiempo y, ya en ese trance último, el deber de los profesionales de “orientar a la familia sobre cómo comunicarse con el ser querido enfermo, que aún puede tener percepciones, a través de caricias, abrazos y diciéndole al oído palabras hermosas, y así elaborar más sanamente la pérdida”.

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