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El Dr. Jaime Aparicio Santos, Cruz de Honor de la Orden del Perpetuo Socorro

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La conmemoración de la Patrona de este año quedará unida a la entrega de la Gran Cruz de la Orden del Perpetuo Socorro al Dr. Jaime Aparicio Santos, concedida por unanimidad del Pleno de la Junta Directiva del COMCADIZ.

Los méritos del Dr. Jaime Aparicio fueron glosados durante el acto por la Dra. Pilar Martínez, quien destacó su permanente disposición a ayudar y su generosidad con mayúsculas. Estas fueron sus palabras:

“Son las diez de la mañana. Poco a poco, vamos llegando. Jaime, como siempre, lleva una carpeta a rebosar de documentos. Tras los saludos pertinentes, empezamos la reunión que dirige Jaime Aparicio desde que fuera nombrado presidente de la Comisión de Deontología en 2006. Hay mucho trabajo por delante.

Y miro a Jaime y lo imagino con pantalón corto jugando con su hermana, corriendo por las estrechas calles de su Cádiz natal camino del colegio de La Mirandilla. Lo imagino ya con pantalón largo estudiando bachillerato en el instituto Columela. Soñaba entonces que iba a ser militar o químico pero no fue así. Las circunstancias y el destino le tenían reservada una vida dedicada a la ciencia, a la entrega y la ayuda a los demás.

Jaime, te veo entrando en la Facultad de Medicina, entre tubos y pipetas, en el laboratorio central del Policlínico, en tus primeros años de carrera. Te veo empezando a estudiar pediatría, Don Alberto Valls te transporta a un plano diferente y descubres que has nacido para cuidar a los más pequeños, para ser pediatra, un magnífico pediatra.

Te veo con Patro, paseando por la plaza Mina, por la Alameda, allá por el año 1963. A Patro la conociste a través de un amigo del alma. Con ella te casaste un día de noviembre de 1968 y te ha dado seis hijos. Ella te acompañará y será tu apoyo durante toda tu vida. Te veo ilusionado entrando en el Colegio de Médicos una vez finalizada la carrera para colegiarte e iniciar tu andadura en esta gran profesión que es la nuestra. Te imagino inseguro, lleno de temores cuando por primera vez acudes al servicio de guardia de La Calzada, en Sanlúcar, con tu talonario de recetas, a la vez que te estás formando como pediatra en el Policlínico.

Ilusionado, nervioso, te presentas en el hospital de La Paz a la oposición para obtener una plaza de pediatra de zona y obtener el número 35 de 250. Ya no hay marcha atrás. Puedes elegir y te decides por Sanlúcar como destino. Ya solo queda convencer a Patro para trasladaros allí. Estamos en 1975 y tienes ya cuatro hijos. Sé de buena tinta que nunca os habéis arrepentido de vivir cerca del Guadalquivir.

Y tu vida sigue y, porque un médico no termina nunca de formarse, te vas a Barcelona y a Sevilla, al Hospital Virgen del Rocío, y compartes tus conocimientos publicando en revistas de pediatría y en congresos de tu especialidad. Ya eres un pediatra de gran prestigio. Has realizado diagnósticos de gran complejidad. Tu humildad te hace decir que el Espíritu Santo te los puso por delante pero es sin duda el Espíritu Santo el que habita en el trabajo diario y en el esfuerzo constante. Tu afán por mejorar y ayudar en el desarrollo de la Pediatría te acerca a las sociedades profesionales, a la Asociación Española de Pediatría, a la Sociedad de Pediatría de Andalucía Occidental y Extremadura, a la Sociedad Española de Pediatría en Atención Primaria.

Un día, a principios de los 70, por azares del destino, sustituiste al presidente de la Junta Comarcal, que entonces abarcaba Sanlúcar, Trebujena y Chipiona, de la Junta Directiva del Excelentísimo Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de Cádiz. Te gustó la experiencia y te presentante a las siguientes elecciones a esta Comarcal. Corría el año 1983. Saliste elegido presidente, cargo en el que continuaste hasta el año 2000. Has formado parte de las distintas Juntas Directivas, las presididas por el Dr. Fernando Muñoz, Antonio Lorenzo y Ricardo Miranda. Fue este último quien te propuso formar parte de la Comisión de Deontología. De la mano del entonces presidente Adriano López, desarrollaste conocimientos de ética y deontología y le sucediste como presidente. En los años 2010 y 2011 recibiste sendos premios de la Real Academia de Medicina y Cirugía y en el año 2014 el premio ‘In memoriam’ del Dr. Rodríguez Moragues de la misma Academia.

En la reunión son las doce de la mañana. Llevamos dos horas trabajando. Estamos analizando denuncias, debatimos, pedimos informes… Presidiendo la Comisión estás tú. ¿Cómo es Jaime? Tiene un gran corazón y una infinita vocación de servicio a los demás, es bueno -como dice Machado- en el buen sentido de la palabra, es trabajador, estudioso, con mucha capacidad de servicio, un creyente y un católico ejemplar, con una gran integridad moral, ecuánime, respetuoso de las opiniones y credos de los demás, empático, solidario, honesto, con un elevado sentido de la responsabilidad, el deber y la justicia. Gran compañero y siempre dispuesto a ayudar.

En el centro de salud de Sanlúcar, donde tantos años trabajó, lo recuerdan como un inmejorable compañero, siempre conciliador. Su familia lo destaca como una persona que lo da todo, generoso con mayúsculas. Su predisposición para ayudar le lleva a participar en radio y televisión de Sanlúcar, en programas divulgativos, de prevención de enfermedades pediátricas para ayudar a los padres, pero también presta ayuda a personas frágiles, a personas mayores, a quien se lo pide. Es secretario de la Fundación Aras, cuyo objetivo principal es la construcción de una residencia de mayores -que va más lenta de lo deseable-, es secretario de la Asociación La Milagrosa, de la Parroquia de San Pedro y ayuda a todo lo que va surgiendo, como dice Patro, su esposa y compañera.

Jaime, te imagino ahora paseando por la avenida Dr. Jaime Aparicio, esa a la que el pueblo de Sanlúcar quiso darle tu nombre para poner en valor la ayuda desinteresada que durante años has proporcionado a tantas personas y como muestra del cariño que te profesan como pediatra y como persona. Te imagino paseando por ella, que una madre te pare y te pregunte si aún tienes consulta abierta, ya que fuiste su pediatra, el de su hija y el de su nieta, que ahora está embarazada. Ni haciendo un gran esfuerzo eres capaz de calcular el número de niños que has atendido durante tu vida profesional pero sí sabes que han sido varias generaciones. Con orgullo dices que eres bisabuelo profesional, amén de un orgulloso abuelo de casi catorce nietos. Qué gran ejemplo tienen tus hijos en ti y que gran apoyo fuiste para tus padres y eres para tu hermana y para tu esposa.

En Jaime Aparicio se aúnan una gran formación clínica y una vida llena de valores, que es la combinación perfecta para ser un gran profesional y un gran médico

Dra. Pilar Martínez

Vemos que en la trayectoria de Jaime se aúnan una gran formación clínica y una vida llena de valores, que es la combinación perfecta para ser un gran profesional y un gran médico, y este debería ser uno de los propósitos de cualquier persona que entiende que su trabajo tiene una dimensión ineludible de servicio a los demás. Pero Jaime también es un gran deportista. A todos nos asombra cómo sube de dos en dos las escaleras del Colegio cuando viene a las reuniones de la Comisión. Los deportes han terminado de forjar su espíritu de luchador, acepta los retos y le da la vuelta a los partidos. En el año 2020 el covid te retó a un partido pero no te rendiste, peleaste, no fue fácil y ganaste. Cuando el presidente del Colegio me llamó para encargarte esta laudatio le dije: “Tú no sabes lo que yo quiero a Jaime”, a lo que él me respondió: “Y quién no quiere a Jaime”.

Si alguien es merecedor de esta medalla, eres tú. Jaime, te queremos. Mucho.”

Jaime Aparicio: “Desde que me colegié, sentí el Colegio como mi casa”

Momentos antes de recibir la Cruz de Honor, el Dr. Jaime Aparicio respondió a la ‘laudatio’ de la Dra. Pilar Martínez resaltando el bien del enfermo como la meta que debe marcar siempre la actuación del médico y se refirió a los actuales desafíos de la ética y la deontología que obligan al profesional a una actualización contante. “No tengo palabras para expresar con fidelidad lo que para mi trayectoria representa esta inmerecida distinción”, dijo. El Dr. Aparicio Santos tuvo un recuerdo muy especial para sus padres y su esfuerzo para que él y sus hermanos pudieran tener acceso a unos estudios y recordó sus años de enseñanza primaria en el Colegio de La Mirandilla y de bachillerato en el Instituto Columela de la calle San Francisco, en Cádiz. “Ante la falta de recursos y al igual que la carrera, la realicé con beca y con la necesaria responsabilidad -que no el mérito- en correspondencia a la confianza que en mí depositaron”, afirmó.

Reproducimos a continuación el resto de su intervención:

“Me colegié en octubre de 1967. Este Colegio no existía físicamente aquí -estaba el conservatorio de música Santa Cecilia- sino en la sede provisional de Gaspar del Pino. Decidí que el Colegio de Médicos era mi casa. Tuve ocasión de venir en sustitución del entonces presidente de la Junta Comarcal de Sanlúcar de Barrameda y posteriormente, por elección de los compañeros de la zona, como presidente de dicha Comarcal. Participaba en los Plenos del Colegio y tuve ocasión de compartirlos con los presidentes Fernando Muñoz, Antonio Lorenzo, Ricardo Miranda -quien me propuso para la Comisión de Deontología-, Miguel Morgado y Juan Antonio Repetto, que depositaron en mí su confianza para continuar primero como integrante y posteriormente presidente de la Comisión. Sustituí a Adriano Lopez, que dejó el listo alto, y tuve oportunidad de trabajar con compañeros de los que aprendí muchísimo en lo humano, humanístico, ético y profesional, fueron un gran apoyo y tienen mi profundo reconocimiento por lo mucho que tienen de responsabilidad en que yo reciba esta distinción… (Los citó a todos, así como a la Asesoría Jurídica y de Comunicación y al personal) …“muy importantes en el funcionamiento de la maquinaria colegial.”

“Puedo decir con orgullo que el COMCADIZ es en todas sus facetas un modelo a nivel nacional. He trabajado muy a gusto con tan buena gente. No me cabe duda de que mi trayectoria humana y profesional ha estado siempre rodeada de excelentes personas y he tenido la sensación de que se ha ido desarrollando como una hoja de ruta a la que solo había que obedecer. Solo he sido un actor que ha seguido el papel en la dirección que se me indicaba, para lo que no me han faltado los apoyos necesarios. No puedo, ni quiero, dejar de mencionar a mi familia, a mi mujer -el motor de mi vida-, a mis hijos -soporte fundamental a los que a veces he robado tiempo pero que han aceptado sabiendo que era inherente a mis responsabilidades-.

“Igual que los abogados se saben el Código Civil y Penal, los médicos deberíamos conocer nuestro Código DE Deontología y ponerlo en práctica”

Dr. Jaime Aparicio

A quienes continúan al frente de la Comisión de Deontología, todos con un prestigio profesional y una gran formación, les deseo acierto en sus decisiones. Son muchos los frentes a los que hoy hay que prestar atención desde los Colegios de Médicos y las Comisiones de Deontología, preocupaciones que se van reflejando en las normas que todo médico debe tener presente porque son de obligado cumplimiento y están escritas en nuestro Código de Deontología, que hoy se subtitula como Guía de Ética Médica. Igual que los abogados se saben el Código Civil y Penal, los médicos deberíamos conocer nuestro Código y ponerlo en práctica porque siempre ha de tenerse presente que toda la actividad profesional del médico debe ir encaminada en bien de la sociedad a la que nos debemos.

Hoy se consideran en el Código temas a los que hace unos años apenas se les dedicaba algún artículo: los tradicionales del secreto profesional o la objeción de conciencia, que en los últimos tiempos está sufriendo una gran reactivación, y a aquellos a los que se presta actualmente una detenida consideración como la seguridad del paciente, los trasplantes de órganos y otros tejidos, la reproducción humana, las pruebas genéticas, la investigación sobre el ser humano, la violencia y las limitaciones de la libertad de las personas, las tecnologías de la información y de la comunicación, la inteligencia artificial, los big data, la telemedicina, un amplio campo al que hay que prestar una gran atención, pues representan una gran novedad y están sometidos a una actualización constante sobre cuál debe ser el comportamiento del médico del siglo XXI.

La legislación atenta muchas veces contra este Código, y aunque penal o deontológicamente quien incumple la ley no puede ser sancionado por el Colegio, el médico debe tener siempre presente que se prepara durante años para curar, cuando no pueda curar, aliviar, y siempre para consolar y cuidar. Hay un aforismo que en los últimos años ha tomado una gran relevancia que dice que hay enfermos incurables pero no hay enfermos incuidables. Otro dicho que me gusta mucho y que se atribuye a Cicely Saunders, enfermera pionera en cuidados paliativos, dice: “Tú importas porque eres tú y tú importas hasta el ultimo momento de tu vida. Nosotros haremos todo lo posible no solo para ayudarte a morir apaciblemente sino para ayudarte a vivir hasta que mueras”.

El médico siempre ha de estar a favor de la vida y actuar de forma que el bien del enfermo marque siempre su meta profesional. Desde el punto de vista ético se suscitan temas de gran trascendencia y complejidad y el médico, en cualquier nivel de su actuación, junto al juicio clínico, debe hacer un juicio ético y deontológico. Y aunque la base de nuestra deontología se mantiene en vigor desde los tiempos de Hipócrates, la eficacia de una sociedad cada vez más permisiva, utilitarista y reivindicativa, exige unas soluciones que no siempre estamos en condiciones de dar y a las que la bioética no ha podido responder en muchas ocasiones en modo absoluto.

Reitero mi agradecimiento al Colegio y a quienes han propiciado que se me conceda esta distinción, que es -vuelvo a decirlo- absolutamente inmerecida pero que es para mí un gran orgullo poseerla y procuraré ostentarla con el respeto y la dignidad que merece.”

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